Sin embargo, para los creyentes es la fiesta de todos los
Santos la que verdaderamente tiene relevancia y refleja la fe en el futuro para
quienes esperan y viven según el Evangelio predicado por Jesús. El respeto a
los restos mortales de quienes murieron en la fe y su recuerdo, se inscribe en
la veneración de quienes han sido "templos del Espíritu Santo".
Como asegura Bruno Forte, profesor de la Facultad teológica
de Nápoles, al contrario de quienes no creen en la dignidad personal y
desvalorizan la vida presente creyendo en futuras reencarnaciones, el cristiano
tiene "una visión en las antípodas" ya que "el valor de la
persona humana es absoluto". Es ajena también al dualismo heredero de
Platón que separa el cuerpo y el alma. "Este dualismo y el consiguiente
desprecio del cuerpo y de la sexualidad no forma parte del Nuevo Testamento
para el que la persona después de la muerte sigue viviendo en tanto en cuanto
es amada por Dios". Dios, añade el teólogo, "no tiene necesidad de
los huesos y de un poco de polvo para hacernos resucitar. Quiero subrayar que
en una época de "pensamiento débil" en la que se mantiene que todo
cae siempre en la nada, es significativo afirmar la dignidad del fragmento que
es cada vida humana y su destino eterno".
La fiesta de Todos los Fieles Difuntos fue instituido por San
Odilón, monje benedictino y quinto Abad de Cluny en Francia el 31 de octubre
del año 998. Al cumplirse el milenario de esta festividad, el Papa Juan Pablo
II recordó que "San Odilón deseó exhortar a sus monjes a rezar de modo
especial por los difuntos. A partir del Abad de Cluny comenzó a extenderse la
costumbre de interceder solemnemente por los difuntos, y llegó a convertirse en
lo que San Odilón llamó la Fiesta de los Muertos, práctica todavía hoy en vigor
en la Iglesia universal".
"Al rezar por los muertos -dice el Santo Padre-, la
Iglesia contempla sobre todo el misterio de la Resurrección de Cristo que por
su Cruz nos obtiene la salvación y la vida eterna. La Iglesia espera en la
salvación eterna de todos sus hijos y de todos los hombres".
Tras subrayar la importancia de las oraciones por los
difuntos, el Pontífice afirma que las "oraciones de intercesión y de
súplica que la Iglesia no cesa de dirigir a Dios tienen un gran valor. El Señor
siempre se conmueve por las súplicas de sus hijos, porque es Dios de vivos. La
Iglesia cree que las almas del purgatorio "son ayudadas por la intercesión
de los fieles, y sobre todo, por el sacrificio propiciatorio del altar",
así como "por la caridad y otras obras de piedad".
En razón a ello, el Papa a los católicos "a rezar con
fervor por los difuntos, por sus familias y por todos nuestros hermanos y
hermanas que han fallecido, para que reciban la remisión de las penas debidas a
sus pecados y escuchen la llamada del Señor".
La fiesta de todos los santos un dia para recordar a nuestros seres queridos
ResponderEliminarNunca se olvida a quienes ya partieron de este mundo por mas años que pasen es por eso que se pide por ellos por el recuerdo y el amor que les tuvimos
ResponderEliminarun ramo de flores para los seres que desde el mas alla imploran por nosotros
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